Los pensadores de la Ilustración
El pensamiento político de la Ilustración se basa en dos teorías: la teoría del derecho natural y la teoría del contrato.
La teoría del derecho natural afirma que los hombres nacen con derechos como a la vida y a la libertad. Éstos son universales y reciben el nombre de "derechos naturales". Estos derechos varian según los teóricos.
La teoría del contrato afirma que los hombres vivían en un principio en un "estado de naturaleza", sin ningún tipo de organización política y social. En un momento determinado deciden unirse, formando una comunidad con las autoridades, llamada "sociedad civil". Este pasaje del estado de naturaleza a la sociedad civil, se realiza mediante un "contrato" que según los diferentes autores, creará mayores o menores obligaciones para las partes. Por ejemplo, para algunos autores, de este contrato deriva la monarquía limitada, mientras que para otros, la democracia moderna.
En su obra, "Segundo tratado sobre el gobierno civil" (1690) partía de la idea de que el hombre vive en estado de naturaleza, gozando de derechos naturales, como el derecho a la vida, a la libertad y a la propiedad. Para la conservación de estos derechos, los hombres salían del estado de naturaleza y a través de un contrato constituían un gobierno. Si el gobierno no respetaba uno de los derechos o se extralimitaba en sus funciones, el pueblo podía resistirse a él y elegir otro en su lugar; a esto se le llamó “derecho de resistencia”.
Para Locke, el gobierno debe estar compuesto por el Poder Legislativo encargado de hacer las leyes, y el Poder Ejecutivo, encargado de llevar a la práctica las leyes, pero supeditado al primero. De esta manera Locke aparece como un pensador contractualista, niega el derecho divino del poder, defiende la monarquía limitada como forma de gobierno, y coloca en primer plano los derechos naturales del hombre, que deben ser sagrados aún para el monarca.
MONTESQUIEU y la separación de poderes. Autor de numerosas obras literarias, la más importante por su contenido político, es "El espíritu de las leyes". En esta obra, parte del concepto de que las leyes positivas, (que han sido realizadas por el hombre) deben estar de acuerdo con las leyes naturales, y que las formas políticas, económicas y sociales de un pueblo dependen de su clima, del suelo, del número de personas y de su cultura. Es por eso que las leyes que son buenas para un pueblo en un momento determinado, no tienen por qué serlo en otro momento o para otro pueblo. Por lo tanto las leyes no son eternas, y no se puede trasladar un modelo de gobierno de un país a otro.
Sea cual sea la organización del gobierno, éste debe estar basado en la separación de poderes, cada uno autónomo con respecto al otro. Estos poderes son:
- el Poder Ejecutivo, que reglamenta y vigila el cumplimiento de la ley;
- el Poder Legislativo, encargado de hacer las leyes. Este poder debe estar en manos de un organismo que represente "al pueblo" (nobles, clero y burguesía propietaria);
- el Poder Judicial, que juzga en caso de incumplimiento de la ley.
Su ideal político era una monarquía limitada: un Rey como Poder Ejecutivo y un Parlamento como Poder Legislativo.
VOLTAIRE y la defensa de la tolerancia. Escritor brillante de origen burgués, fue un duro crítico del Antiguo Régimen. Contrariamente al resto de los filósofos de la Ilustración, no fue un pensador optimista. Destacó lo negativo, los defectos, los vicios de la sociedad de su tiempo, acusando al absolutismo y a la Iglesia Católica de ser responsables de ellos.
Sus ideas religiosas son más conocidas que las ideas políticas. Para Voltaire, la religión era sinónimo de superstición y fanatismo, pero reconocía su la utilidad social distinguiendo entre religión y sacerdocio: "Hay que tener una religión y no creer en los sacerdotes". Partidario de una religión natural, creía en Dios y en la inmortalidad del alma. Defensor implacable de la tolerancia decía: "No estoy de acuerdo con nada de lo que Ud. dice pero defiendo hasta la muerte su derecho a decirlo". Su aporte principal se encuentra en la defensa de las libertades civiles: prohibición de la detención arbitraria, supresión de la tortura y de la pena de muerte, adecuación de la pena con el delito, libertad de palabra oral y escrita.
Consideraba que la educación sólo debía recibirla el burgués, habitante de la ciudad, porque: "cuando el populacho se pone a razonar, todo está perdido".
El hombre, en el estado de naturaleza, era bueno y feliz; vivía de una economía de subsistencia, sin propiedad privada, sin desigualdad. Con el surgimiento de la propiedad privada, se estableció la desigualdad entre los hombres en el estado de naturaleza. El mundo se pobló de ricos y pobres. A través de un contrato, se organizó la sociedad civil para asegurar el poder de los ricos, consagrar la desigualdad y fundar una sociedad injusta.
¿Cómo remediar esta sociedad injusta?
En el "Contrato Social", quizás su obra más importante, propone una solución a nivel social. A través de un nuevo contrato entre los hombres, los individuos conservan todos sus derechos. De esta manera, el pueblo conserva el poder político: es soberano. Y como el pueblo es soberano, es el encargado de hacer las leyes. Por lo tanto, las leyes deben expresar la voluntad general. El gobierno es un simple ejecutor de la voluntad del pueblo.
El pensamiento de Rousseau preparó el camino para las ideas democráticas de los siglos XIX y XX, basadas en el principio de igualdad y soberanía popular. Desde Rousseau en adelante, los defensores de la democracia han insistido en la importancia de la educación. Sólo con una ciudadanía inteligente, el gobierno de la mayoría sería realmente eficaz.
( Material extraído de CD “Colección Historia Digital. La Historia, saber en construcción, 2º año.” ).
En el campo de la economía, también se plantearon cuestionamientos. Como consecuencia de las dificultades que se presentaron con la aplicación de la política mercantilista, surgió la interrogante sobre cuál era la verdadera riqueza de un país. Las respuestas dieron origen a nuevas ideologías económicas: la fisiocracia en Francia y el liberalismo en Inglaterra.
Los fisiócratas.
Los fisiócratas, a diferencia de los mercantilistas, consideraban que toda la riqueza provenía de la tierra, y que sólo la agricultura producía más de lo necesario para mantener a los que se ocupaban de ella. Las otras ramas de la producción, como la industria, eran consideradas solamente como transformadoras de la riqueza, no creadoras de ella. De allí el nombre de "Fisiocracia", que deriva de Fisis: naturaleza, y Cratos: poder.
Para ellos, la economía es un hecho natural y por lo tanto regido por las leyes naturales. El Estado no debe intervenir."Dejar hacer, dejar pasar", es uno de sus principios fundamentales. Esto significaba abrir las puertas de las naciones, suprimiendo todas las barreras aduaneras, de modo que se estimulara y activara la circulación de la riqueza. Con estas ideas, la sobreabundancia de productos en las regiones más fértiles habrían encontrado un mercado natural en las regiones más pobres, evitando la baja de precios en las primeras y el encarecimiento en las segundas.
El liberalismo económico.
En la segunda mitad del siglo XVIII, surgió el liberalismo económico o teoría de la libertad económica, cuyo principal exponente fue el inglés Adam Smith.
Para el liberalismo, la fuente principal de riqueza es el trabajo. El enriquecimiento de los particulares es el único camino para conseguir la riqueza de las naciones.
Por lo tanto, el primer principio que debe regular la actividad económica es la libre empresa: cada particular puede crear aquello que la sociedad necesita (demanda), es decir, produce mercancías y las pone a la venta.
Haciendo uso de la libertad de empresa, otro particular puede hacer lo mismo, estableciéndose la libre competencia.
La libre competencia trae consigo la regulación de los precios a través de la ley de oferta y demanda. Si la oferta de productos es mayor a la demanda, los precios bajan. Si el número de compradores es mayor que el volumen de las mercaderías ofrecidas a la venta, el precio sube.
Estas leyes naturales, que regulan el mercado, traen como consecuencia que el Estado no debe intervenir en la economía, solamente debe vigilar la seguridad externa de la nación, así como la de los individuos: "Estado juez y gendarme".
También debe efectuar ciertas tareas que beneficien a la sociedad como la construcción y conservación de caminos, y una enseñanza elemental.
Estos principios se convertirán en los pilares básicos de la sociedad capitalista moderna.
( Material extraído de CD “Colección Historia Digital. La Historia, saber en construcción, 2º año.” ).